Las actitudes: prejuicio y discriminación
19 Abril 2013, 9:20 PM
Las actitudes: prejuicio y discriminación
Los prejuicios se derivan de personalidad autoritaria e intolerante
Escrito por: KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA (klinger_psicología@yahoo.es)
Mientras que el prejuicio es una actitud injusta, intolerante o desfavorable hacia un grupo de personas; la discriminación es una acto o una serie de actos inicuos, dirigidos contra un grupo completo de personas o a uno de sus miembros; es decir, discriminar es tratar a una clase completa de personas de una manera indebida.
Por esta razón, se determina que el prejuicio es una actitud y la discriminación una conducta, a pesar de que éstos no siempre ocurren juntos; por lo que es posible estar prejuiciado contra otros sin conducirse abiertamente de manera hostil o discriminatoria.
Es por esto que se entiende que las creencias prejuiciados prácticamente siempre son estereotipos, por lo que la confianza en los estereotipos lleva a ideas erróneas acerca de otras personas, ya que junto con las creencias estereotipadas, las actitudes prejuiciadas en general están señaladas por emociones fuertes, como disgusto, temor, odio o aversión, lo que comprende que sea probable que tales sentimientos lleven al individuo a discriminar al grupo en cuestión.
Los prejuicios son el resultado de la frustración experimentada por el grupo que los tiene, aunque los mismos no están limitados a un grupo racial o étnico particular; y esto se explica porque los prejuicios se derivan de una personalidad autoritaria e intolerante, lo que provoca que las personas con actitudes muy prejuiciosas sean con frecuencia rígidamente convencionales y estén siempre preocupadas por el poder y la rigidez, mostrándose hostiles hacia aquellos que violan sus normas. Esto incentiva que estas personas teman, sospechen y rechacen a todos los grupos distintos a los que pertenecen, en vista de que los prejuicios son una expresión de su enfoque suspicaz y erróneo de la vida.
Los psicólogos mayormente entendemos que los prejuicios y la discriminación están formados y mantenidos por los intentos de las personas por ajustarse socialmente, puesto que si nos unimos a personas que expresan claros prejuicios, es más probable que estemos de acuerdo con sus ideas que ofrecer resistencia. De manera, que las presiones de la aprobación social ayudan a explicar por qué los niños absorben rápidamente los prejuicios de sus padres y de los compañeros del colegio mucho antes de que se hayan formado sus propias creencias y opiniones con base en la experiencia, ya que a menudo la presión de los compañeros suele tornarse mucho más viable y aceptable al expresar ciertos prejuicios, que en lugar de conducirse de manera tolerante hacia miembros de otros grupos sociales.
Ahora, para poder estimular el que las personas abandonen los prejuicios arraigados durante años, hay que tener en cuenta que el punto principal está en cambiar la conducta, no las actitudes, puesto que con frecuencia el cambiar la conducta es el primer paso hacia el cambio de actitudes, además, puede ser difícil hacer ceder a las actitudes porque las mismas con frecuencia, están ocultas.
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