La reestructuración mercantil: una segunda oportunidad a la empresa
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La reestructuración mercantil: una segunda oportunidad a la empresa
Por: Jaime M. Senior Fernández
0 Compartir17 de mayo, 2018
Archivado en:
La Ley de Reestructuración Mercantil que entró en vigencia hace un año ha sido objeto de varios estudios y comentarios. Sin embargo, es menester ponderar el concepto de la reestructuración mercantil, pues es una figura novedosa en nuestro ordenamiento jurídico, pero que puede ser de gran importancia para la comunidad empresarial.
Previo a la nueva ley, nuestra legislación únicamente preveía la liquidación de las empresas que enfrentan problemas de liquidez, en cuyo caso se procede a la venta de todos sus activos bajo la supervisión de un tribunal, con la finalidad de saldar las deudas de la empresa quebrada y el cierre definitivo del negocio.
En cambio, el nuevo concepto de reestructuración mercantil establecido en la ley le concede una nueva oportunidad a la empresa que enfrenta problemas de liquidez. La finalidad de la reestructuración mercantil es de lograr un acuerdo entre la empresa y sus acreedores mediante el cual la carga de pasivos de la empresa es reestructurada (y, en algunos casos, reducida) para permitir que la empresa continúe sus operaciones.
En este caso, la misma empresa (la deudora) o sus acreedores pueden iniciar el proceso mediante una instancia ante un tribunal especializado en la materia. Una vez iniciado el proceso de reestructuración mercantil, el tribunal designará funcionarios especializados para realizar un levantamiento de la situación financiera de la empresa. La finalidad de este proceso es de verificar si la continuación de los negocios de la empresa objeto del proceso de reestructuración es viable o no.
Los acreedores de la empresa también estarán representados en el proceso, por lo que todas las partes –la empresa que se encuentra en apuros económicos y sus acreedores– podrán concurrir de manera simultánea ante un árbitro neutral. Luego de agotado el proceso preliminar, la empresa y sus acreedores se abocan a discutir un plan de reestructuración de los activos y pasivos de la empresa, así como un plan negocios para la empresa. Todo lo anterior se realiza bajo la tutela y supervisión de un tribunal.
A diferencia de la quiebra, el proceso de reestructuración mercantil culminaría con el relanzamiento de la empresa, idealmente con una reducida carga de pasivos y un plan de negocios que le permita competir en el mercado. Por ende, se le concede una segunda oportunidad a las empresas, lo que tiene efectos positivos tanto para sus acreedores como para los emprendedores que toman la decisión de crear un nuevo negocio.
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