Miriam Germán Brito, sobre el poder judicial y su independencia: «Pasé un tiempo sometida a un brutal acoso”

Servicios de Acento.com.do  26 de agosto de 2019 | 3:00 pm SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Para la pensionada magistrada Miriam Germán Brito, ex presidenta de la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, la ausencia de independencia en el poder judicial “devasta el carácter social y democrático que se supone consustancial al Estado de Derecho”. Para la ex jueza la independencia es una herramienta imprescindible para la administración de justicia, en cuyas decisiones no deben estar ausentes el derecho a un trato igualitario. Dijo que El Consejo Nacional de la Magistratura es un órgano político bajo la dirección del presidente de la República, y que los miembros que se suponen independientes le deben favores o le temen al jefe de Estado, por lo que no resulta confiable para garantizar la independencia del poder judicial. En un reconocimiento que le hizo la Comisión Dominicano de los Derechos Humanos, que dirige Manuel Mercedes, Miriam Germán declaró que en el Consejo de la M

El perjurio: un delito grave que debe ser castigado como dice la ley

Publicado por el periódico Hoy
8 Noviembre 2012, 9:22 PM

El perjurio: un delito grave que debe ser castigado como dice la ley

En el país, el perjurio es castigado con seis meses de prisión y multa

Escrito por: Altagracia Paulino

Mentir bajo juramento es un delito penal que el que lo comete debe ser encausado y pagar con prisión y multa según nuestro Código Penal. Sin embargo, aparecen quienes por dinero son utilizados en algunos tribunales para falsear testimonios.

El tema de la mentira ha sido objeto de varios escritos en los últimos días, porque se revela como una mala práctica en la convivencia humana.

Aunque es una falta de los seres humanos, quienes lo hacen siempre tratan de justificar sus razones. La mentira ha existido casi desde siempre, por eso figura como un pecado en la tabla de los diez mandamientos de Moisés y antes que Moisés en el código de Hammurabi, considerado el código de leyes más antiguo, data del 1760 antes de nuestra era.

En los primeros enunciados del código de Hammurabi, se castigaba con la muerte el perjurio, dice: “si un señor acusa a otro de haber hecho o dicho algo que no puede probar, será castigado con la muerte”.

En Moisés: “no mentirás ni levantarás falsos testimonio” y los que somos cristianos presumimos que le tocará el infierno. Aterrizando, en los países con una amplia cultura jurídica, encontramos que el perjurio es castigado con prisión desde 3 a 15 meses en Venezuela, según sus leyes; de 5 años en adelante en Estados Unidos, y aquí de seis meses de prisión y multa según el Código Penal. Existen unas escalas dependiendo del daño causado a la víctima del mismo.

De acuerdo a nuestro código, le caben las mismas penas al que pronuncia el perjurio, al que paga para conseguir que el declarante mienta y al que lo lleva como testigo.

En nuestros tribunales, como si se tratara de una novela surrealista, algunas personas se prestan para ganarse un dinero con mentiras y, lo peor, que haya “abogados” que se presten para semejantes prácticas.

Ponemos “abogados” con comillas, porque conocemos que existen abogados y licenciados en Derecho, que son dos cosas diferentes de acuerdo con en la filosofía del Derecho.

El abogado es el verdadero aliado de la Justicia, el que aboga por algo, sobre todo por los principios y valores de la Justicia, el que ayuda al juez para que sea justo en su accionar.

En cambio el que se vale del perjurio para engañar a un juez y con ello perjudicar a alguien, probablemente inocente, no debe llamarse abogado y debe pagar con prisión y multa como establece el Código Penal.

Sería saludable para la Justicia dominicana, que grupos de abogados hagan lo que muchos en Estados Unidos, se ocupan de detectar si ha habido perjurio en algunos de los juicios, cómo fueron logrados los testigos, por eso algunos casos, a lo largo de los años, son reasumidos y en la mayoría de los afectados puestos en libertad.

Son una especie de abogados forenses, para llamarlo de alguna forma, pero su trabajo es investigar hasta el fin y cobran por su trabajo, pero pasan años investigando, y por eso en ese gran país la justicia no es ciega ni necesita lentes para ver, y además, los ciudadanos tienen acceso a ella.

Los verdaderos abogados tienen la verdad como estandarte y deben con ella convencer al juez.

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